viernes, 4 de febrero de 2011

Soldados.inc. La guerra ya no es un asunto nacional. (Segunda parte)


Las empresas de seguridad y militares, formalmente, podrían ser catalogas de dos formas. Por un lado las de seguridad, que realizan tareas policiales y de inteligencia, especialmente ELINT. Suelen tener departamentos dedicados a la informática forense y a operaciones en el novísimo frente militar que son las redes computacionales.
EMB-312 de Xe en Brasil, previo a la entrega


Por otro lado, están las PMC propiamente tal, que se especializan en operaciones de campo, tanto de inteligencia como de combate. También tienen capacidad logística propia, con flotas de aviones de carga y helicópteros. Incluso Xe, antes conocida como Blackwater, tiene un avión EMB-312 Super Tucano, de instrucción primaria y avanzada. Si bien corresponde a la versión de instrucción, varios países, incluido el Irak de Hussein, usaron esta variante en misiones de instrucción armada y contrainsurgencia (COIN), al punto que el fabricante, Embraer, se decidió a fabricar una versión expresamente COIN de este avión, aprovechando todo el know how de estos usuarios. El nuevo aparato (designado EMB-314 o A-29) está hoy en servicio en Brasil, Chile, Colombia y Ecuador, entre otros países.
Existe otra empresa, la británica QinetiQ, que dentro de sus servicios va un paso más adelante y ofrece instrucción en un JAS-39 Gripen, avión de combate a reacción, con capacidad de combate aire-suelo y aire-aire. Como referencia, el Gripen está al nivel de aviones más conocidos, como el F-16 y el Mirage.
Otras de las capacidades ofertadas por los PMC más reconocidos son el despliegue vertical de fuerzas (movimientos helitransportados), protección de instalaciones y operaciones con blindados ligeros, nada más allá de un APC por ahora.
Los PMC no funcionan aislados. Suelen ser parte de conglomerados que incluyen a empresas de seguridad, por un lado, y a empresas de reconstrucción y control de crisis, por otra, de modo tal de entregar un servicio integral a sus contratantes, que parte con la recolección de información, planeamiento y ejecución, con sus aristas operativas y logísticas, además de reconstrucción posterior y explotación y uso de recursos naturales. Empresas como la entonces Blackwater trabajaron en el control de crisis en el huracán Katrina.
Un ejemplo de esta integración es DynCorp, uno de los principales contratistas militares operando para el Departamento de Defensa. Se estima que sus billonarias ganancias vienen, casi en su totalidad, de la billetera fiscal estadounidense. Su último contrato conocido en Irak busca ponerla a la cabeza de la instrucción de la nueva fuerza policial de ese país. Sin embargo, también participan en diversos niveles en los programas LOGCAP (programas dlogìsticos del US Army) y CFT (equivalente de la USAF). El giro de la empresa incluye la mantención aeronáutica.

El caso más llamativo es KBR, antiguamente una subsidiaria de Halliburton, empresa del Ex secretario de defensa Dick Cheney. La verdad es que sus lazos con la Casa Blanca vienen desde la época de Lyndon Johnson, toda vez que una de las predecesoras de KBR, la Root and Brown, financió parte de la campaña lo Johnson al senado. Hoy KBR contempla giros en construcción, ingeniería y PMC. La KBR tiene asignados al menos 15 programas LOGCAP en solo Afganistán.
Al final de la cadena, están los contratistas que ya carecen de poder militar, pero son contratadas por las FFAA, en este caso estadounidenses, para establecer las bases de la reconstrucción y explotación de los territorios hoy ocupados por la Coalición. Por ejemplo, Fluor es un contratista civil, que si bien no posee una estructura militar, fue contratada por el US Army en el marco del programa LOGCAP.
Varias de las empresas mencionadas con capacidad de seguridad o derechamente militar se han visto envueltas en casos de violaciones, tráfico de personas, corrupción y bajas civiles, tanto en Irak como en Afganistán.
El problema es que al cometerse los actos en países sin institucionalidad, la persecución de los delitos es sumamente difícil, existiendo, eso sí, casos donde al menos se ha avanzado en las investigaciones, como en la participación de personal de CACI y TITAN en los abusos de Abu Grahib. Otro caso es el de Jamie Lee Jones, que acusó haber sido violada por al menos siete compañeros cuando era funcionaria de KBR en Irak. Una corte le dio el favor en Estados Unidos, estableciéndose que harían al menos 38 casos semejantes.
Estas empresas ya no responden a estados nación, sino a intereses de grandes conglomerados transnacionales, de los cuales a veces son parte, siendo, de este modo, ejércitos mercenarios al servicio de nuevos señores feudales. Tampoco se rigen, con total apego, a la ley nacional y aprovechando las condiciones de los lugares donde operan, mantienen un halito de impunidad. Cometer un delito en un país sin tribunales de justicia competentes (o derechamente sin ellos) más a allá del abuso que representa en sí, es muy fácil. A mayor sensación de impunidad, mayor es la atrocidad. No es la primera vez que Estados Unidos realiza acciones fuera del país con objeto de bypasear la ley nacional. Ya en plena Guerra Fría financió al doctor Ewen Cameron, quien en una institución siquiátrica en Canadá experimentó por años con humanos, de las formas más degradantes, con objeto de romper el cerrojo de la mente humana, de cara a los interrogatorios de la CIA. El caso Olsen se enmarca en los experimentos fallidos con LSD del doctor Cameron. Sin embargo, esta vez hay una diferencia radical y es la dependencia. Cameron y su equipo dependían de la CIA y esta del gobierno de los Estados Unidos. Contrariamente, muchas de estas empresas dependen de sí y ante sí, dados la ineficiencia de los controles de quienes contratan o porque estas iniciativas escapan derechamente a cualquier control. Al ser muchas veces iniciativas particulares en un país sin estado de derecho, las responsabilidades se diluyen y se impone el laissez faire.
Cabe recordar, a modo de colofón, una frase de Maquiavelo, que ya en el siglo XV, profetizaba un panorama semejante al que estamos empezando a ver: “Las (tropas) mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas, y quien fíe su poder en ellas nunca lo tendrá firme y seguro”

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